Fatiga inexplicable, dolores de cabeza...
Desintoxicación dirigida
Irritabilidad, intolerancia a ciertos medicamentos.... Todos estos signos pueden ser indicativos de una sobrecarga de tóxicos en el cuerpo. De hecho, con la llegada del invierno y la caída de las temperaturas, nuestro cuerpo se pone a prueba: contaminación, interiores confinados, tomar medicamentos para luchar contra infecciones temporales y dolencias invernales, dieta más rica... Esta acumulación de toxinas tiene un impacto negativo en nuestra salud.
1. Los contaminantes que nos rodean
¿Sabías que hay cerca de 120.000 moléculas extrañas a nuestro organismo, en su mayoría de síntesis química, en el aire que respiramos, en los alimentos que comemos, en los líquidos que bebemos, en las cremas que nos ponemos? Algunos de ellos provienen de la contaminación causada por las industrias, la agricultura intensiva, los materiales de construcción, el transporte, los productos para el hogar..., otra parte proviene de productos que administramos nosotros mismos: tabaco, medicamentos, pero también alimentos cuyos componentes se ven alterados por métodos de cocción agresivos (barbacoa, parrilla, horno o estufa).
Algunos de estos contaminantes son solubles en grasa y por lo tanto capaces de concentrarse en carnes y pescados pero también de almacenarse en nuestras grasas, las que se encuentran debajo de la piel (tejido adiposo) y en la mayoría de nuestros órganos, especialmente el hígado y el cerebro, muy ricos en grasa.
2. ¿Cómo podemos ayudar a nuestro cuerpo a luchar contra estos contaminantes?
Reducir la exposición a contaminantes
Parece lógico, pero lo primero que debemos hacer es reducir al máximo la exposición a todos los contaminantes evitables: tabaco, alimentos demasiado cocidos, desodorantes químicos, medicamentos no esenciales... También es mejor tomar decisiones ecológicas con respecto a cosméticos, ropa, alimentos, productos para el hogar ...
Limitar la entrada de contaminantes
Nuestro cuerpo se defiende a través de sus barreras: la piel, los pulmones y la pared intestinal.
Su integridad, puede ser reforzada gracias a una buena alimentación, especialmente a partir de ácidos grasos (como el aceite de oliva, el aceite de colza y los pescados grasos), antioxidantes como la vitamina C, probióticos y minerales como el magnesio, el zinc, el selenio y el silicio, ayuda a bloquear el paso de contaminantes, metales pesados y exceso de hierro dentro de nuestro organismo.
Neutralizar contaminantes
Cuando aún así, los contaminantes han logrado cruzar nuestras propias barreras, nos interesa interceptarlos antes de que entren en las células de nuestros órganos y puedan causar daños. Por ello que es imperativo neutralizarlos. El hígado produce una cantidad considerable de glutatión, el principal desintoxicante del cuerpo. Este glutatión se exporta a todas partes: en la sangre, pero también en todas las células donde, incluso si ya no puede sacarlas, puede hacer que estos contaminantes sean inactivos.
La betaína y las vitaminas activadas por magnesio B6, B9 y B12 ayudan a neutralizar los metales pesados y los extractos de estrógeno. Pero el hígado también es una fábrica de descontaminante. Puede tratar moléculas no deseadas transportadas por la sangre a través de herramientas llamadas citocromos P450. Sin embargo, a veces sucede que estas herramientas de detoxificación, en lugar de transformar ciertos contaminantes en inofensivos, los transforman en más agresivos, y la activación por el hierro también podrá generar una emisión de radicales libres corrosivos. Por lo tanto, debemos tender a calmar su actividad, lo cual es factible, especialmente gracias a los polifenoles que se encuentran en el té verde, frutas y verduras.
Promover su eliminación
Los contaminantes liposolubles también se pueden eliminar rápidamente con la ayuda de la taurina, que los arrastra a la vesícula biliar antes de enviarlos al tracto digestivo. Las fibras permiten entonces evacuadarlos por medios naturales. En cuanto a los tóxicos solubles en agua, pueden ser capturados por la vitamina C y el glutatión y conducidos en la orina. También pueden ser evacuados durante la sudoración, la respiración completa, la práctica deportiva y la sauna.